En El Ceibo, nuestra historia comenzó en casa. Un grupo de jóvenes que venían a vacacionar a La Cumbrecita se encontraron sin lugar, y nosotros les abrimos nuestras puertas. Por esa época, aún estábamos en obra. Así nació nuestra hostería. Hasta el día de hoy, seguimos en contacto con ellos y nos llena el corazón saber que siguen siendo parte de nuestra familia.
Con el tiempo, nuestras habitaciones se convirtieron en habitaciones para huéspedes y nuestra casa en hostería. Cuando mis padres nos delegaron responsabilidades, mis hermanos y yo decidimos embarcarnos en la aventura de la gastronomía, incorporando un restorán que reflejara nuestra pasión por la comida casera y auténtica. Después de muchas pruebas y la decepción de algunos chefs, finalmente encontramos nuestra fórmula ganadora y creamos una carta sencilla y sabrosa junto a mi madre.
Hoy en día, estoy al frente de la administración de El Ceibo junto a mi pareja. Nos esforzamos por sorprender a nuestros visitantes con nuevos espacios y detalles, pero siempre manteniendo la esencia con la que comenzó El Ceibo. El Ceibo sigue siendo un emprendimiento familiar donde la calidez y la hospitalidad son nuestra mayor fortaleza.
Es común ver a mi padre contando sus historias de Cumbrecita…… a mi madre regalando plantas a los huéspedes, o a mis hermanos charlando con comensales del restorán. Si tuviera que definir El Ceibo, diría que es la fusión ideal para que la visita a La Cumbrecita sea inolvidable. Nos esforzamos por crear un ambiente acogedor y familiar que haga que cada visita sea especial…… por eso, los invito a conocer el calor de nuestra hospitalidad.